San Esteban, Protomártir

A San Esteban se lo describe en el libro de los Hechos de los Apóstoles como un hombre “lleno de fe y de la fuerza del Espíritu Santo” y con un gran talento para la predicación.

Al ser un diestro orador, se expuso públicamente cuando discutió con las autoridades judías que difundieron rumores y provocaron reacciones negativas contra él. Estos testificaron y dijeron al pueblo: “le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar (el templo) y que cambiará las tradiciones que Moisés nos entregó”.

 

Pero Esteban, con voz potente, se dirigió al pueblo y todos vieron su rostro iluminado por la gracia de Dios, mostrando su cara con aspecto de un ángel. Les relató las obras y milagros que Dios realizó para el pueblo de Israel y la desobediencia e ingratitud que recibió a cambio.

 

Entonces las autoridades judías, encolerizadas, lo sacaron de la ciudad y lo lapidaron hasta la muerte. Mientras San Esteban era lapidado suplicó a Dios que no considerara ese pecado a sus asesinos, entre los que se encontraba Saulo, que más tarde sería el apóstol San Pablo.

 

El cuerpo de San Esteban fue trasladado en secreto y sepultado por Gamaliel, un cristiano oculto entre la muchedumbre. Fue el primer cristiano martirizado por razones de fe, y por lo tanto se le conoce con el nombre de "protomártir".

 

La conmemoración de su muerte se recuerda el 26 de diciembre de cada año, permitiendo a los cristianos de todo el mundo recobrar el coraje y valentía de los primeros seguidores de Nuestro señor Jesucristo para defender nuestra Fe, duramente atacada por doctrinas heréticas y blasfemias, así como por políticas anti-Cristianas (como la liberación del crimen del aborto, que ahora se discute en Ecuador) que se oponen directamente al reinado de Nuestro Señor en el mundo.


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