21 de noviembre: Presentación de Nuestra Señora del Quinche

Una de las principales devociones en el Ecuador es sin duda aquella con la que el pueblo proclama a Nuestra Señora, en su advocación de la Santísima Virgen del Quinche, como su Reina y protectora.

Esta imagen tallada en madera fina de cedro, de unos 62 cm de alto, de rostro ovalado y mestizo, nariz fina, boca pequeña y labios delgados, de mirada apacible y dulce, posa con un Niño Jesús en su brazo izquierdo y un cetro en la mano derecha. Actualmente está decorada por plata, pesadas joyas de oro y piedras preciosas, que reflejan la devoción que le guarda el pueblo en donde apareció por primera vez, así como la generosidad de sus devotos. 

 

Algunos historiadores relatan que fue la población de Lumbicí la que había solicitado al afamado escultor Diego de Robles realizar una réplica exacta de Nuestra Señora de Guápulo, aunque esta obra no fue entregada por falta de pago del precio convenido. 

 

Fue entonces cuando el escultor tomó contacto con la población de los Oyacachis, y les ofreció la imagen por unos tablones de cedro que necesitaba para sus trabajos.  

 

La población de los Oyacachis estuvo infestada por una plaga de osos, por lo que el pánico era habitual entre sus pobladores; sin embargo, una Señora de rasgos finos, se les apareció durante tres ocasiones y en su propio lenguaje les manifestó el siguiente mensaje: por la gracia de Dios pronto serían liberados de este mal si el pueblo se convirtiere al cristianismo

Cuál sería la sorpresa del pueblo de Oyacachi cuando vieron en la imagen de Diego de Robles a la misma Señora que se les había aparecido para librarlos de la plaga de los osos. De inmediato comenzaron con las adecuaciones de un lugar dedicado a Nuestra Señora, a la que llamarían entonces Virgen de la Cueva, Virgen de la Peña o Virgen de Oyacachi.

 

A pesar de la distancia y los peligros que implicaban llegar hasta el lugar donde comenzó esta devoción, cada vez eran más frecuentes las personas que se aventuraban para conocer más de cerca a la imagen milagrosa. 

 

Tras catorce años aproximadamente, durante una festividad de los Oyacachis, el cacique había ordenado que la imagen compartiera su lugar con una cabeza de un oso -animal que lo consideraban como un dios-. Este hecho significó el repudio del pueblo católico quiteño que protestó hasta que la imagen fue retirada de estas tierras por orden del Obispo Fray López de Solís, encomendando al párroco del Quinche, Diego de Londoño, que transportara la imagen hasta su Iglesia. 

 

En marzo de 1604 la imagen fue trasladada al pueblo del Quinche donde permanece hasta la actualidad en su Santuario, a partir de lo cual se la empezaría a llamar Virgen del Quinche. 

 

En 1632 se proclamó a la Virgen del Quinche como patrona y protectora del Ecuador.

 

En 1931 se hizo pública la idea del Arzobispo Manuel María Pólit de solicitar la coronación canónica a la Virgen del Quinche, quedando posteriormente esta labor en manos del Arzobispo de Quito, Carlos María De La Torre, quien documentó la historia y milagros de Nuestra Señora y envió un informe a la Santa Sede.

 

El 20 de junio de 1943, el mismo Arzobispo, como delegado del Papa Pío XII, impuso la corona de oro y pedrería sobre la cabeza de la imagen, proclamándola como Reina del Ecuador. Y desde el año siguiente se nombraría a los misioneros Oblatos como custodios de la sagrada imagen y como los encargados de la devoción del pueblo a Nuestra Señora del Quinche.

 

Aunque su fiesta es celebrada el 21 de noviembre, durante todo este mes numerosos devotos acuden a el Santuario en romerías para recordar la importancia de esta devoción, en cuyo santuario no son las únicas visibles a lo largo de la iglesia sino también las muestras de agradecimientos por los milagros que se siguen obrando por su intercesión.


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