De la despenalización del aborto al Paro Nacional, ¿cómo llegamos aquí?

Los manifestantes queman ramas y neumáticos durante la movilización del martes 8 de octubre de 2019. Foto: AFP
Los manifestantes queman ramas y neumáticos durante la movilización del martes 8 de octubre de 2019. Foto: AFP

No es necesario realizar una larga presentación sobre la situación de nuestro país, ni tampoco una cronología de los hechos que nos han traído hasta aquí. Basta con abrir el periódico o cualquier portal de noticias para ver más de cerca la gravedad de los acontecimientos y cómo ellos van perjudicando cada día más al país. Las vías cerradas, los comercios diezmados de a poco, todas las clases suspendidas a nivel nacional… en fin, Ecuador cayendo en un caos cada vez más global y profundo.

Una sensación generalizada cuando se anunció por primera vez el llamado “paro”, es que el mismo iba a ser una cosa hasta cierto punto pasajera; no por restarle importancia, sino porque pocos habrían pensado que una semana después el país se iba a encontrar sumido en una situación caótica y de consecuencias todavía insospechadas.

 

Algo que ha llamado especialmente la atención de la opinión pública en los últimos días, es la faceta particularmente violenta que varios (cada día más) participantes de las protestas. El país ha atendido con profunda preocupación a las noticias de saqueos, destrozos a los bienes públicos y privados y vandalismo que están mucho más cerca de una banda delictiva que de una protesta social.

 

¿Cómo llegamos a tanta violencia? ¿Fue una reacción súbita de un pueblo indignado? Difícilmente. “Nada grande sucede de repente”, solían decir los antiguos Romanos.

 

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Palacio de Carondelet, principal símbolo del poder político en Ecuador, objeto de actos vandálicos por grupos en favor del aborto.
Palacio de Carondelet, principal símbolo del poder político en Ecuador, objeto de actos vandálicos por grupos en favor del aborto. Foto: El Universo.

Existe un antecedente de toda la situación actual, que ha sido ignorado sistemáticamente por los medios de prensa convencionales.

 

El 20 de septiembre pasado (es decir, hace algo más de dos semanas) una protesta violenta ya se tomó el centro histórico. Se trataba en esa ocasión de grupos que promueven el crimen del aborto, principalmente formados por mujeres que, indignadas, marcharon al centro histórico para descargar su ira frente al palacio de gobierno. La protesta fue violenta y también, así sea en menor medida, produjo pérdidas materiales y destrozos en el centro histórico de Quito, destrozos patentes para todos los ciudadanos que frecuentan esta zona de la ciudad, pero que fueron rodeados por la prensa de una burbuja de silencio. Nada se dijo. Solo que un Grupo de activistas habían avanzado al Centro y que “algunos grafitis” ya estaban siendo limpiados.

 

Muchas personas y organizaciones que organizaron tal demostración en favor del aborto no han permanecido imparciales ante los últimos acontecimientos del paro nacional, sino han tomado rápida posición en favor de quienes promueven la huelga generalizada que hoy azota el país.

 

Líderes feministas y denominadas organizaciones de Derechos Humanos han movilizado su contingente en favor de las protestas, uniendo sus esfuerzos en contra de la policía y del ejército y fustigando el uso de la fuerza por parte de las autoridades, ignorando o condenando con tibieza los actos de vandalismo (incluso los más violentos) protagonizados por quienes protestan. Al revés del sentido común, parecen defender que sólo a los manifestantes les corresponde el uso legítimo de la fuerza.

 

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Sagrado Corazón de Jesús: Patrón y Protector del Ecuador
Sagrado Corazón de Jesús: Patrón y Protector del Ecuador

No sorprende así ver en las protestas que ahora paralizan el país a mujeres con pañuelos verdes (emblemas de los movimientos abortistas), a militantes de izquierda que estuvieron a favor del aborto, y a muchos de los mismísimos asambleístas que votaron a favor de su despenalización, ahora agitando en plena calle la protesta social.

 

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Si en un país se discute despenalizar la muerte de los más inocentes dentro del vientre materno, ¿ha de sorprendernos este brote de violencia que ahora azota el país? En el fondo permanece la misma cuestión: la relativización de la dignidad humana y la falta de misericordia y compasión por el prójimo.

 

Dos espadas cuelgan así sobre el país del Sagrado Corazón de Jesús: la despenalización del aborto (cuyo veto presidencial todavía mantiene en vilo al país) y las protestas cada vez más violentas que ahora trastornan a Ecuador. Ambas, con un mismo fin muy claro: hacernos daño (incluso de muerte) entre ecuatorianos.

 

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Existe un trecho especialmente emocionante dentro de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, que el mismo García Moreno entonó: “Probad al mundo que es bienaventurado el Pueblo que os elige por su Señor y su Dios”. Imposible encontrar palabras mejores para pedir especialmente la protección del Corazón de Jesús sobre éste, su pueblo, que ahora corre especial peligro por causa del desprecio a la Moral, a la Justicia.

 

Recemos al Corazón de Jesús con especial fervor, pidiendo su urgente asistencia en ambos temas, rogando que las violentas protestas no se sigan expandiendo por el territorio nacional, y no permita que en el país del Sagrado Corazón se despenalice la matanza de inocentes dentro del vientre de sus madres. Digamos todos juntos:

 

¡Corazón del Salvador, salva, salva al Ecuador!

 

CÍRCULO BEATO PIO IX

 

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